Entre 2014 y 2024, al menos 70 guardias indígenas fueron asesinados en Colombia. A pesar de los riesgos, estas guardias —que no están armadas— se han convertido en una barrera clave para proteger el territorio, el ambiente y a sus comunidades.
Para conocer de cerca estos procesos y las amenazas que enfrentan, una alianza periodística coordinada por Mongabay Latam —en la que participaron Baudó Agencia Pública, Vorágine, La Silla Vacía, Rutas del Conflicto y El Espectador— rastreó cinco casos en los departamentos de Amazonas, Putumayo y Guainía. Allí, las guardias indígenas resisten combinando saberes ancestrales con nuevas herramientas tecnológicas y conocimientos científicos. No todos se identifican como guardias ni portan chalecos o bastones de mando, pero todos, de una u otra forma, protegen y “guardanean” su territorio.

En palabras de la abogada Lina María Espinosa, quien actualmente coordina el Equipo de Defensores de la organización Amazon Frontlines, eso tiene sus riesgos. “La guardia es el actor que disputa, es el escudo humano que se pone en frente de los actores armados y no armados y que afecta sus intereses. Es el que confronta a los petroleros y a los ilegales”. Entonces, insiste, es el primer actor que termina “siendo estigmatizado, señalado, perseguido e impedido en el ejercicio de su labor”.
Para conocer más sobre esta investigación y sobre el rol crucial que cumplen estas guardias, hablamos con Daniela Quintero Díaz, editora en la unidad de investigación en Mongabay Latam.
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Imagen principal: Los indígenas combinan artes de pesca tradicional, como los arpones, flechas y las trampas, con mallas y anzuelos modernos. Foto: Camilo Díaz – WWF Colombia
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