- En una nueva investigación genética de especímenes de museo se ha descubierto que los grandes roedores de Cuba conocidos como jutías son dos especies distintas y no una, como se pensaba anteriormente.
- La Capromys pilorides habita la parte oriental de la isla, mientras que la Capromys geayi se encuentra en la occidental, separadas por casi 2 millones de años de evolución, probablemente debido a un antiguo canal de aguas profundas que también dividía a Cuba.
- Los científicos afirman que el estado de conservación de ambas es de preocupación menor, pero persisten amenazas como la deforestación, la caza furtiva y los depredadores invasores.
- La especie oriental puede ser una candidata para el resilvestramiento en las Islas Caimán, cuya jutía autóctona estaba estrechamente emparentada con la jutía de Desmarest y se extinguió tras la llegada de los europeos.
Las jutías son un extraño grupo de roedores que viven en varias islas del Caribe. Aunque son grandes, y a veces parecen un poco regordetas, son trepadoras activas y pasan gran parte de su vida en los árboles. Parecen casi un cruce entre una ardilla y un castor, pero su parentesco con ambos es muy lejano. En cambio, estos roedores pertenecen al grupo Caviomorpha, que incluye a muchos roedores inusuales de América, como los capibaras, los cobayos y las ratas espinosas. La más grande de todas las jutías es la jutía de Desmarest (Capromys pilorides), que solo se encuentra en Cuba.
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Un nuevo estudio, basado en especímenes de museos, muestra ahora que la especie cubana es, en realidad, dos especies distintas: la jutía de Desmarest, en la parte oriental de Cuba, y la jutía conga occidental (Capromys geayi), en la parte occidental.
«Utilizamos métodos antiguos de estudio del ADN para investigar las relaciones evolutivas entre especímenes históricamente antiguos de jutías que se habían recogido en Cuba en el siglo XIX y que ahora se encontraban en las colecciones de museos de Europa», dice Samuel Turvey, coautor del estudio, profesor de la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL) y experto en mamíferos caribeños, tanto vivos como extinguidos. «Entre ellos había especímenes que los zoólogos habían bautizado como especies distintas hace más de un siglo, pero que desde entonces habían caído en el olvido».
Las pruebas de ADN demostraron que estos dos animales se separaron hace unos 1.75 millones de años, mucho antes de que los humanos llegaran a lo que actualmente es América. Durante millones de años, un gran canal de aguas profundas dividió Cuba en dos partes distintas, lo que probablemente mantuvo separadas a las dos poblaciones de jutías. Otras especies cubanas, como las currucas, también quedaron separadas por esta división.
Turvey dice que no cree que el cierre del canal hace millones de años provocara ningún tipo de mezcla entre las especies orientales y las occidentales.
«No hay razón para sospechar que estas dos especies se entrecrucen en la actualidad y no hay pruebas de tal flujo genético secundario a partir de nuestros datos genéticos», comenta. «La divergencia evolutiva entre ellas es comparable a la que muestran otras especies distintas de jutías en otros lugares del Caribe, por lo que sugiere que ahora están reproductivamente aisladas«.

La Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) clasifica actualmente a la jutía de Desmarest (a veces conocida como jutía conga) como especie de preocupación menor, y Turvey cree que seguirá así incluso con la nueva división de especies. También afirma que es probable que la jutía conga occidental también tenga un estado de conservación de preocupación menor.
«Ambas […] especies tienen una distribución relativamente amplia en diferentes partes de Cuba y no hay pruebas concretas de que ninguna de ellas haya sufrido un declive reciente de su población», dice Turvey. «Sin embargo, hay una clara necesidad de más datos cuantitativos de campo para comprender el estado actual y las amenazas locales para cada especie y no debemos ser complacientes al asumir que necesariamente les esté yendo muy bien bajo la crítica situación económica actual en Cuba«.
Las jutías están amenazadas por la pérdida de hábitat y la degradación debida a la agricultura y la minería. De acuerdo con Global Forest Watch, entre 2001 y 2023, Cuba perdió 402 000 hectáreas de bosque y el 11 % de esa extensión era bosque primario.
Las jutías también se ven amenazadas por depredadores invasores, sobre todo perros y gatos. La caza furtiva, además, es una amenaza importante y Turvey afirma que puede ser una preocupación creciente debido a la crisis económica de Cuba vinculada al COVID-19 y al prolongado embargo estadounidense sobre el país.
Ya se han extinguido la mayoría de las especies de jutías conocidas del mundo. Muchas se extinguieron poco después de la llegada de los europeos a las islas del Caribe. Increíblemente, la jutía gigante de dientes romos (Amblyrhiza inundata), que desapareció mucho antes de la llegada europea y quizá incluso antes de que los humanos colonizaran las islas, era del tamaño de un oso.
En las islas del Caribe vivían muchas otras especies de mamíferos, como diversas especies de monos, perezosos, jutías y solenodontes, una extraña criatura parecida a una musaraña que se separó del resto de los mamíferos hace unos 73 millones de años. Otro grupo, los nesofontes, parecidos a las musarañas, se extinguió por completo.
Este estudio podría contribuir a mejorar los resultados de la conservación de la jutía en el futuro. La última jutía de las cercanas Islas Caimán se extinguió poco después de la llegada de los europeos, pero la investigación ha descubierto que este animal puede estar estrechamente emparentado con la jutía de Desmarest o ser un miembro directo de ella.
Los autores del artículo escriben que esto «plantea la posibilidad de una futura reintroducción… y la restauración de la fauna de mamíferos de las Islas Caimán, históricamente perdida, y de los servicios ecosistémicos más amplios (por ejemplo, dispersión de semillas, regulación de la estructura de la vegetación) que esta especie habría proporcionado».
Imagen principal: Un roedor o jutía de Desmarest, en Cuba. Foto: Gutisoft, vía Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0)
Referencias:
Henriksen, R. A., Woods, R., Barnes, I., Kennerley, R. J., Borroto-Páez, R., Brace, S., & Turvey, S. T. (2024). Genomics of historical Museum collections clarifies species diversity in Cuban hutias (Capromys). Journal of Mammalogy, 105(6), 1365-1377. doi:10.1093/jmammal/gyae090
Esta nota se publicó originalmente en inglés en el sitio de Mongabay el 6 de diciembre de 2024.