- El regreso de Bruno y Hope, dos ejemplares de albatros de patas negras (Phoebastria nigripes), a la isla Guadalupe, en México, les permite a los científicos ser optimistas sobre la conservación de la especie.
- Estas aves están amenazadas en Hawái, debido a la posibilidad de que mueran por la elevación del nivel del mar.
- La instalación de pequeños anillos numeradores de identificación con GPS incorporado en las patas de los ejemplares ayudó a monitorearlos de forma ininterrumpida.
- El rastreo también permitió confirmar su regreso al lugar donde empezó el proyecto de conservación.
Un proyecto binacional para salvar a los albatros de patas negras dio sus primeros resultados el pasado 9 de febrero de 2024, cuando fueron avistados dos ejemplares rescatados durante la iniciativa, denominada “Translocación de albatros patas negras del Refugio Nacional de Vida Silvestre Atolón de Midway, Estados Unidos, a la Reserva de la Biosfera Isla Guadalupe, México”.
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Bruno y Hope representan el éxito del trabajo dirigido por el oceanólogo Julio Hernández Montoya y conformado por expertos y autoridades ambientales de ambos países. Su llegada a la isla mexicana ocurrió un año antes de lo previsto por los expertos, quienes estiman el arribo de más ejemplares durante los próximos meses.
“Fue como una cascada de emociones. Mi primer pensamiento no fue que era uno de los nuestros. Pensé que era un individuo adulto que llegó inmigrante de Hawái. Cuando me acerqué con los binoculares y vi los anillos con nuestra numeración, lloré, quise correr para avisar a todos en la estación biológica”, dice el doctor Hernández Montoya sobre el avistamiento de Bruno y Hope en Guadalupe.
A partir de tres claves explicamos este proyecto conservacionista binacional, desarrollado por Estados Unidos y México, mientras nos sumergimos en la aventura de Bruno y Hope.

¿Por qué la preservación de Bruno y Hope resulta emblemática?
En 2021, este par junto a otros ejemplares de la población de albatros patas negras, fue llevado de Estados Unidos a México por científicos del GECI y el PRC con la intención de sacarlos del escenario de riesgo al que se enfrentaban en Hawái, el cual suponía una muerte por ahogamiento ante el aumento del nivel del mar.
Cuando se detectó el triste futuro que le deparaba a la población de albatros patas negras en el atolón de Midway, los científicos articularon esfuerzos para hacer de la isla Guadalupe un refugio para la especie. Entonces, en 2021 transportaron desde Hawái un total de 21 huevos y 12 polluelos.
De los 21 huevos, 18 terminaron en nacimientos exitosos y, de los 12 polluelos, nueve resistieron vivos el viaje hasta México. Un total de 27 albatros patas negras conformaron, finalmente, la primera camada a preservar. Bruno y Hope formaron parte de ella.
La razón por la que Bruno y Hope volvieron a la isla Guadalupe es que los albatros patas negras siempre retornan al lugar donde se criaron con el fin de reproducirse. Ellos dos fueron los primeros, pero los científicos prevén que otros compañeros de camada se les unan y retornen a la isla.

¿Cómo se logró un resultado exitoso?
Luego de ser transportado a la isla Guadalupe en 2021, el grupo de huevos y polluelos no tardó mucho tiempo en crecer sano. Sus se abrieron paso hacia otras latitudes, buscando las áreas de influencia y asentamiento natural de su propia especie.
La clave fue la crianza inducida que les dio otra especie de albatros que ya estaba en la isla: el albatros Laysan (Phoebastria immutabilis). Eso permitió que los polluelos y huevos de albatros patas negras que fueron translocados crecieran sanos y pudieran seguir su instinto de encaminarse hacia otras áreas luego de haber sido rescatados y protegidos en la isla mexicana.
Los científicos utilizaron herramientas tecnológicas como el seguimiento individual de los ejemplares a través de dispositivos GPS sofisticados y máquinas incubadoras especializadas, combinadas con estrategias novedosas que buscaban estimular etológicamente a los albatros Laysan.
Con estas estrategias se logró influenciar sobre el comportamiento de los Laysan, quienes asumieron el rol de padres sustitutos de los polluelos y de los huevos. Algunas de esas técnicas fueron el uso de señuelos artificiales –aves falsas instaladas en los sitios de anidación– y bocinas replicadoras de sonidos de cortejo.

La conciencia ambientalista trascendiendo fronteras
El trabajo que se realizó en el marco del proyecto de rescate de los albatros de patas negras, y que involucró al atolón de Midway, Hawái, en Estados Unidos, y a la isla Guadalupe, en México, resulta una muestra de lo efectivo que puede llegar a ser el esfuerzo articulado y conjunto entre naciones vecinas. Esto implica dejar de percibir a los ecosistemas como manifestaciones espaciales aisladas que responden a delimitaciones istrativas.
La historia de Bruno y Hope no solo ameritó una alianza entre seres humanos y animales para alcanzar el éxito, sino un puente de entendimiento científico entre países. La presencia de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), como ente regulador, les dio confianza a las autoridades ambientales estadounidenses para donar los polluelos y huevos a México en la primera fase del proyecto.
Esta acción y su efectividad comprobada abrió las puertas para que se le siga dando rienda al proyecto en el futuro. Actualmente se están criando 34 polluelos que en enero de 2024 fueron llevados a Guadalupe desde Estados Unidos. El objetivo es que más de 120 polluelos se vayan de la isla mexicana y que al menos la mitad regrese a formar una nueva colonia de anidación.
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Imagen principal: Bruno y Hope, los primeros albatros patas negras translocados que regresaron a Isla Guadalupe en 2024. Foto: cortesía GECI / J.A. Soriano