- La información fue corroborada en el Territorio Indígena Multiétnico II (TIM II), que agrupa a 36 comunidades de tres pueblos indígenas.
- Los pueblos indígenas ese ejjas, tacanas y cavineños aseguran que la minería ilegal está afectando sus modos de vida.
- Los dirigentes exigen la presencia del Estado para expulsar a las dragas que, sostienen, están destruyendo los ríos amazónicos de Bolivia.
- Además, denuncian problemas de salud de las personas que habitan a lo largo de este cuerpo de agua.
Las aguas de los ríos de la Amazonía boliviana cada vez están más turbias y contaminadas. La actividad minera ilegal está destruyendo los afluentes de la cuenca amazónica por la contaminación que provoca el uso del mercurio y el movimiento de tierras, de acuerdo con los expertos y denuncias consultadas. Un nuevo estudio identificó 180 dragas que operan sin autorización a lo largo del río Madre de Dios y en zonas que corresponden al Territorio Indígena Multiétnico II (TIM II).
Además, en la ciudad de Riberalta, en la región de Beni, se halló un nuevo astillero ilícito. El director del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (Cejis), Miguel Vargas, denunció que a pocos metros de la zona del parque mirador y de la Base Naval de Riberalta, una ciudad amazónica boliviana, están diseñando enormes balsas y dragas que pronto se sumarán a las 180 que actualmente operan ilegalmente en busca de oro en aguas amazónicas.
“La minería ilegal se consolida como la principal actividad económica en la Amazonía norte de Bolivia, con la permisividad de la AJAM (Autoridad Jurisdiccional istrativa Minera), en desmedro de las comunidades indígenas ese ejjas, tacanas y cavineños, sus medios de vida, derechos fundamentales y el medio ambiente”, reclamó Vargas.
El investigador detalló que en la zona del TIM II operan 203 dragas extrayendo oro, de las cuales solo 23 cuentan con autorizaciones temporarias otorgadas por la cooperativa Asobal, que es una de las más grandes de Bolivia y es un monopolio de balsas auríferas que operan en el río Madre de Dios y otros afluentes amazónicos de los departamentos de Beni y Pando. En 2023 esta cooperativa reportó que más de 700 balsas auríferas estaban registradas en sus listas de afiliados, de las cuales poco más de 500 estaban operando de manera ilegal.

Confesor Tirina Soria, quien fue secretario general de Genechiquía, una de las 36 comunidades que forma parte del TIM II, relató que las dragas ilegales operan las 24 horas del día y que solo paran sus operaciones cuando hay crecidas de los ríos producto de las intensas lluvias. Eso sucedió estos últimos tres meses, pero ahora se volvió a ver a estas embarcaciones –dijo- extrayendo oro de forma ilícita.
El exdirigente indígena informó que en 2023 solo 14 balsas trabajaban de manera legal en la zona del TIM II y que en 2024 e inicios de esta gestión esa cifra creció a 23. “Todas las demás (dragas) son ilegales, pero están ahí. Ya se hizo el reclamo en 2023, hubo un operativo, pero luego siguieron operando día y noche, igual que ahora”, lamentó Tirina.
El TIM II se extiende entre los departamentos de Beni y Pando, en el norte amazónico de Bolivia, en una superficie de más de 407 585 hectáreas. En este territorio viven unos 3574 habitantes reunidos en 36 comunidades: 29 comunidades son de la nación indígena tacana, cuatro comunidades de los ese ejja y tres comunidades de los cavineños.
Vargas recordó que el Cejis realizó en 2023 un estudio que permitió cuantificar la cantidad de mercurio, mineral utilizado para extraer el oro, que vierten las embarcaciones ilegales durante un mes. El cálculo se realizó tomando en cuenta el número de balsas registradas y los datos promedio de la cantidad de mercurio utilizado por embarcación en ese lapso de tiempo. “Las 180 balsas –igual número de ahora- han dejado 259 kilogramos de mercurio en el aire y en el agua. Eso incidió evidentemente en la salud de las personas y en todo el ecosistema”, detalló el investigador del Cejis.
Ese estudio se realizó a pedido de los pueblos que integran el TIM II, que buscaban obtener información sobre los impactos sociales, económicos, culturales y ambientales que está generando la actividad minera en el río y en sus comunidades. Así, entre agosto y septiembre de 2021, investigadores del Cejis y un equipo de monitores socioambientales indígenas de los pueblos que viven en esta cuenca recorrieron el río Madre de Dios para tomar muestras de agua y suelo.

Los análisis determinaron que además del mercurio también hay presencia de aceites y otras sustancias en el afluente, que se encuentran por encima de los límites permisibles, principalmente en la zona de las comunidades de El Sena, Sinaí y Loreto.
“Identificamos los impactos ambientales que está generando la minería en el río Madre de Dios y logramos determinar, claramente, la presencia de aceites y otros materiales que desechan las balsas, sustancias que utilizan en sus motores”, comentó Vargas.
Comunidades indígenas en riesgo
Mireya Ino fue presidenta del TIM II en 2023. Ella relató a Mongabay Latam que las dragas continúan operando ilegalmente en áreas donde el Estado boliviano no autoriza las exploraciones mineras. La líder indígena lamentó que desde 2023 no haya control policial y militar en las zonas del TIM II para detener la minería aurífera ilegal, lo que estaría, sostuvo, provocando severos daños a la salud de las personas que habitan las comunidades indígenas.
“En los últimos años, hemos visto con preocupación la afectación a la salud de los hermanos y hermanas que habitan las comunidades indígenas por la presencia de mercurio que se utiliza para la explotación de oro. Por eso, hemos solicitado al Ministerio de Salud y las instancias llamadas por ley a realizar los estudios que sean necesarios para determinar el grado de afectación a la salud de las familias de las comunidades que viven en las riberas de los ríos Madre de Dios y Beni”, afirmó Ino.
Ella añadió que a inicios de este año se realizó un recorrido por el río Madre de Dios y evidenciaron que las comunidades Sinaí, Loreto, Genechiquia, Palestina, Trinidacito y Miraflores, que se encuentran en las riberas de este afluente, estarían siendo afectadas por las balsas y dragas mineras ilegales. Además, Ino afirmó que no se realizó ningún tipo de consulta previa a los pobladores. Esta actividad ilícita afectaría, aseguró, no solo al río, sino también a los suelos y por ende a su sistema productivo y ecosistemas de los cuales dependen.
En julio de 2023 se realizó el último operativo policial en las comunidades de Candelaria y Miraflores en el río Madre de Dios. En esa oportunidad se aprehendió a 57 personas acusadas de explotar oro de forma ilegal y las llevaron hasta la ciudad de La Paz. La Justicia de ese departamento estableció la detención preventiva en la cárcel de Cobija, en Pando, para 19 personas.
Además, en el operativo policial el Gobierno destruyó 27 balsas que terminaron ardiendo en pleno río. Según mineros cooperativistas de Riberalta existen muchos otros lugares en el río Madre de Dios que operan con dragas las 24 horas en la explotación de oro.

El ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, informó en esa época que la Autoridad Jurisdiccional istrativa Minera (Ajam) realizó una inspección en el río Madre de Dios para verificar las operaciones de las embarcaciones en esa zona. Es por eso -dijo- que se destruyeron las 27 dragas. Sin embargo, ese control se hizo solo en una parte del Madre de Dios, ya que, según la Gobernación de Pando, por lo menos 273 dragas están funcionando de manera irregular en otras zonas del afluente.
Mongabay Latam solicitó información a la Ajam para conocer si existen dragas operando ilegalmente en la zona del TIM II, pero no tuvo respuesta.
La senadora Cecilia Requena lamentó que no existe control estatal a las embarcaciones con dragas instaladas que pasan por los ríos amazónicos. La legisladora llamó a sus colegas oficialistas a unir fuerzas para fiscalizar las acciones de las cooperativistas en la Amazonía. “Nosotros somos autoridades fiscalizadoras y aun así no tenemos a la información. Queremos saber si estas dragas siguen operando de forma ilegal, queremos saber qué pasó luego del operativo de 2023, en qué ayudó esa acción, pero no tenemos respuesta”, dijo a Mongabay Latam.
José Ruíz, que es geólogo y experto en minería responsable, advirtió sobre los daños ambientales supuestamente irreversibles en el río Madre de Dios como consecuencia de la explosión ilegal que realizan las balsas auríferas, que botan mercurio y aceites en el afluente. “La ola más grande todavía no ha llegado, seguramente vamos a tener una ola de mayor contaminación porque a partir de 2006 se han vertido importantes volúmenes de mercurio al cauce del río y los efectos de la contaminación por mercurio en los humanos no se ven de manera inmediata”, consideró.
Imagen principal: las dragas están instaladas en la mayoría de los ríos amazónicos de Bolivia. Foto: Iván Paredes