- En la previa de Semana Santa, Mongabay Latam visitó el mercado de México para observar cómo funciona la trazabilidad de los pescados y mariscos, y aportar información a los lectores sobre cómo consumir responsablemente.
- En México, la ausencia de una ley de trazabilidad impide conocer quién y cómo se extraen especies de peces y mariscos, lo que puede tener impactos ambientales y económicos.
- Especialistas de la ONG Oceana explican qué características se deben tener en cuenta al momento de comprar.
- Previo a Semana Santa, autoridades federales informaron el decomiso de más de 157 000 kilos de productos pesqueros ilegales en el país.
Pese a no tener mar, la Ciudad de México (CDMX) tiene el mercado de pescados y mariscos más grande del país —y el segundo más grande del mundo—. El mercado La Nueva Viga es un espacio referente desde hace más de 30 años para la venta y distribución de especies del mar. Sin embargo, la falta de regulación en el sector impide detectar prácticas de pesca ilegal.
La ausencia de controles destaca especialmente en fechas como la Semana Santa, cuando México aumenta el consumo de especies comerciales, principalmente de atún, sardina, tilapia, jurel, curvina, cazón, lebrancha, lisa, cojinuda, pargo, mojarra, lenguado, robalo, botete, camarón y sierra.
De las 1500 toneladas diarias de pescado y mariscos que llegan a este mercado, cerca del 60 % se distribuye a estados del centro de México e incluso a entidades costeras, como Veracruz, de acuerdo con la vocería de La Nueva Viga.
Además, en México, los niveles de pesca ilegal, no declarada y no documentada son del 40 %, de acuerdo con las propias autoridades. Solo el mes pasado, la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) y la Secretaría de Marina (Marina) decomisaron más de 157 000 kilos de productos pesqueros ilegales en al menos 12 estados del país.
Mongabay Latam acompañó un recorrido por este mercado, junto con biólogos especialistas en ecología marina y política ambiental para entender las áreas grises en las que opera la distribución de pescados y mariscos en la capital del país.
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Pesca de origen dudoso en La Nueva Viga
Durante este recorrido se pudo detectar la presencia de especies que actualmente están en veda, como el pulpo maya (Octopus maya) o los camarones del litoral del Pacífico. Sin embargo no hay mecanismos que permitan saber cuándo se pescó y con qué métodos.
Esteban García-Peña, coordinador de investigaciones y política pública de Oceana México, señala que estos ejemplos muestran la falta de regulación en toda la cadena de producción que hay en la pesca actualmente.
“No sabemos si el pescado viene de un origen adecuado, si se pescó con las artes y técnicas adecuadas, si viene con permiso. Eso lo que señala es la urgencia de que tengamos instrumentos jurídicos para poder trazar toda la ruta de los pescados”, sostiene el biólogo.
Ante la entrada de veda para todas las especies de camarón en el Pacífico, decretada cuatro días antes de este recorrido, advierte: “No sabemos si ese camarón venía del Pacífico, nos dicen que del Golfo, pero no lo sabemos, no tenemos una norma que lo garantice”.
Oceana ha sido una de las organizaciones impulsoras de una ley de trazabilidad que pueda rastrear pescados y mariscos desde el barco hasta el plato, para evitar la sustitución de especies, sobreexplotación de los océanos y la competencia desleal entre productores.
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Antar Pérez, especialista en Ecología Marina de Oceana, explica que un mecanismo de trazabilidad ayudaría directamente a los consumidores, pues evitaría el consumo de especies en peligro o pagar precios más altos por productos de menor valor.
“Una ley de trazabilidad nos ayudaría, tanto a consumidores como a productores, a tener un consumo más responsable y una competencia más leal, porque así evitas productos con una procedencia poco clara, a diferencia de quienes están en norma”,sostiene.
Además, de acuerdo con un reporte de Oceana, la sustitución de especies en México es del 44 %. Las más comunes son el marlín y el huachinango, pero también han detectado la venta de especies amenazadas como el tiburón mako como marlín o el tiburón martillo como bacalao.
Además, Pérez detalla que los productores que operan en legalidad normalmente deben pagar permisos e invertir recursos en artes de pesca certificadas. Incluso, los comercializadores deben solventar gastos por buenas cadenas de frío que garanticen el manejo de la pesca.
Al respecto, García-Peña agrega que la mala calidad de productos pesqueros en mercados y centros de distribución también tienen un impacto.
“Encontramos productos aplastados, que se capturaron a granel y esa calidad ya baja el precio. Eso va en detrimento del medio ambiente porque tienen que pescar más para vender barato”, explica.

Pesca de tiburón, sin suficiente regulación
Alejandro Peinado es locatario del mercado de La Nueva Viga y se especializa en el comercio de varias especies de tiburones y rayas, una pesquería contemplada en leyes, reglamentos, normas y vedas para su aprovechamiento.
“Esa es nuestra especialidad, el tiburón, el cazón (Rhizoprionodon terraenovae), martillo o cornuda (Sphyrna lewini). Vienen de Matamoros (Tamaulipas, Golfo de México) y del Pacífico”, dice el locatario al mostrar ejemplares de tiburones y mantarrayas de poco más de un metro de longitud.
Sin embargo, durante el recorrido también se identificaron especies de tiburones de talla pequeña, lo cual, advierte el biólogo Pérez, es una señal de falta de regulación pesquera.
“Algo que es importante son las tallas. Vimos tiburones que medían menos de 30 centímetros, muy pequeños. No es que la pesca de tiburón sea ilegal, pero no está regulada la talla mínima de captura”, señala el especialista a Mongabay Latam.

Pérez advierte que esto puede pasar con muchos organismos de los cuáles no están establecidos los límites de captura y comercialización.
Al respecto, García-Peña señala que la pesquería de tiburón en México es importante en 15 de los estados costeros que tiene el país, pero destaca que también es importante saber si se pescó de manera adecuada, lo cual se desconoce.
En México únicamente hay tres tiburones cuya pesca está prohibida, el tiburón ballena (Rhincodon typus), el tiburón peregrino (Cetorhinus maximus) y el tiburón blanco (Carcharodon carcharias).
Sin embargo, la norma de 2006 señala periodos de veda para el resto de tiburones y rayas con el propósito de inducir un aprovechamiento sustentable.

¿Cómo consumir responsablemente?
Ante falta de controles y regulaciones, los especialistas advierten que es posible hacer un consumo responsable que no se limita únicamente a Semana Santa.
Preguntar “¿de dónde viene?, ¿qué opciones de temporada recomienda? y ¿cómo fue capturado o cultivada la especie?” Son acciones que pueden comenzar a generar una preocupación sobre la legalidad de la pesca, de acuerdo con los biólogos consultados.
“El consumidor puede preguntar ‘¿este pescado es legal?’ Lo más probable es que te digan que sí, pero por lo menos empiezas a generar inquietud en el propio vendedor y eso también genera otros cambios”, dice García-Peña.

Para identificar frescura en estas especies, los especialistas de Oceana sugieren buscar los ojos brillantes y transparentes, la piel húmeda con escamas bien adheridas, branquias rojas intensas y carne firme que recupera su forma tras presionarla.
También advierten que el pescado fresco debe tener un “aroma suave a mar” y no ser demasiado fuerte o con olor similar al amoníaco.
En tanto, los camarones, por ejemplo, deben tener color brillante y cuerpo firme, mientras que los moluscos deben permanecer con conchas cerradas o que se cierran al tocarlas.

Buscando fomentar el consumo de pescados y mariscos, el mercado de La Nueva Viga mantiene clases de cocina con productos del mar y promueve las especies de temporada, para un mejor aprovechamiento.
“Damos tantos los insumos como las clases. Lo que queremos es que la gente tenga la confianza de saber qué especies son, cuánto cuestan y con cuánto pueden darle de comer a su familia”, dijo Olivia Blanco Rodríguez, de relaciones públicas del mercado, sobre el programa.
Ante el aumento del consumo de pescado y mariscos que México vivirá en estos días, Pérez destaca que el cuidado de los océanos es clave para mantener estos alimentos.
“El mar nos sigue alimentando y tenerlo en un buen estado de salud va a significar que sigamos teniendo alimento para generaciones futuras. Es importante manejarlo adecuadamente para seguir conservando los organismos de los que dependemos”, sostiene.
Imagen principal: el pulpo maya se encuentra en periodo de veda desde enero y hasta julio próximo. Se desconoce cómo y cuándo fueron capturados estos ejemplares. Foto: Gonzalo Ortuño López