La ecorregión de los Andes del norte va desde Venezuela hasta el norte del Perú y una de las particularidades que posee es el alto nivel de endemismo o la presencia de especies únicas de flora y fauna. En nuestro país este ecosistema existe en los departamentos de Piura y Cajamarca, y para expertos como Guevara, jefa del santuario Tabaconas-Namballe, no solo es importante asegurar su conservación por la biodiversidad que reúne, sino porque las áreas de conservación regionales o privadas aseguran a su vez la protección de los corredores biológicos para el libre desplazamiento de la fauna.
“Los animales son los arquitectos del bosque. Sin fauna no existe regeneración de especies. Por eso es importante crear corredores biológicos”, sostiene la ingeniera forestal.
Guevara usa como ejemplo a los tapires para explicar la función que cumple un corredor biológico. Si se busca proteger a una población de mil tapires, explica la jefe del santuario, se necesita al menos un radio de acción de tres kilómetros cuadrados para estos mamíferos. “Con la creación del ACR se garantizará que incluso fuera del Santuario el animal tenga mejor vida”, precisa.
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La jefa del Tabaconas-Namballe no exagera, hay especies que por la falta de espacios protegidos no han logrado sobrevivir. Hace tres años, por ejemplo, un oso de anteojos fue hallado muerto en la zona de amortiguamiento del santuario. “Lo habían cazado por su carne”, cuenta Alexander Campos, guardaparques del área protegida. Los pobladores de Alto Ihuamaca cuentan que suelen verlos cruzando la carretera por las madrugadas, muy cerca de las casas. “El oso y el tapir de altura recorren bastantes kilómetros en búsqueda de alimento. Si se controla la tala en la zona de amortiguamiento, se ayudaría a ampliar su hábitat”, dice Campos.
Tanto el oso andino (Tremarctos ornatus) como el tapir de altura (Tapirus pinchaque), viejos residentes del área, se encuentran en estado Vulnerable, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). A ellos se suman otras especies como la pava barbada (Penelope barbata) y el loro de cara roja (Hapalopsittaca pyrrhops).
La bióloga Zoila Vega confirma también la presencia del gallito de las rocas (Rupicola peruvianus), del tucán de pecho gris (andigena hypoglauca) y el tucán de pecho celeste (Andigena nigrirostris), una especie que no había sido reportada en el Perú.
En el estudio que se realizó en el 2016 para el expediente del ACR Bosques El Chaupe, se identificaron además en el área anfibios como la rana Pristimantis percnopterus, endémica del Perú, y la Pristimantis bromeliaceus, que solo tenía dos especímenes registrados en el país. También se descubrió una nueva especie de rana del género Pholidobolus ulisesi. “Los anfibios son indicadores muy buenos de la calidad del bosque”, dice Vega.
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Al otro lado de la cuenca Botijas, que abastece al pueblo de San Ignacio, se encuentran los bosques de Chinchiquilla, que también también han sido incluidos dentro de la propuesta del ACR. Los habitantes de la comunidad de Progreso, situada a una hora de San Ignacio, han empezado a diseñar las rutas de turismo que quieren promover tras la aprobación de la nueva área.
“Hemos pensado en atraer turismo de aventura para que los viajeros visiten nuestras cataratas”, cuenta María Granda, una de las pobladoras de Progreso. El circuito consta de diez caídas de agua de distintas alturas, las que discurren en medio de un bosque profundo, visitado por numerosos gallitos de las rocas.
El turismo como generador de ingresos ha sido considerado por el Santuario Nacional Tabaconas-Namballe como una alternativa de desarrollo sostenible en la zona de amortiguamiento. “Queremos promover una ruta para el avistamiento de aves, pero aún nos falta trabajar con las comunidades para la infraestructura turística”, comenta la jefa del Santuario, Carolina Guevara. Este componente de trabajo tendrá que ser parte del plan de manejo del ACR, cuando este ya se haya oficializado. “También podríamos articular una ruta del café, el que se produce con altos estándares de calidad. Lo que buscamos es incentivar actividades que sean compatibles con el área protegida”, añade.